jueves, 16 de junio de 2011

LOS TRES GANADORES: CHÁVEZ, VARGAS LLOSA Y TAMBIÉN HUMALA

Por Lillian Calm                                                            Un gran perdedor deja el balotaje entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala: un Perú polarizado. No es en caso alguno la candidata derrotada, pues ella puede surgir como fuerte referente político de la oposición y, por lo demás, verá a su padre indultado si es que el vencedor cumple su palabra, como lo expresó públicamente en una entrevista, donde señaló su conmiseración (razones humanitarias) con los enfermos. Alberto Fujimori ya ha sido intervenido cuatro veces por un cáncer a la lengua.
Sí, el gran perdedor es el Perú, porque si bien Keiko era la gran incógnita, Humala es una grandísima incógnita y, peor aún, el hombre de los mil programas (cuatro, en realidad), de las mil respuestas, de las mil veleidades, que puede convertirse en un pragmático y hacer un buen gobierno o… sepultar el crecimiento económico del país y en cuanto descienda en las encuestas de popularidad, mostrarle las garras a Chile, lo que reditúa y, por lo demás, ha sido una constante entre nuestros vecinos (a mayor abundamiento, sólo basta revisar la conducta del altiplánico Evo, también hombre de Chávez, y gran pacifista cuando estaba en alza en Bolivia y, ahora, ferviente contendor cuando está de baja)..
Una de las grandes interrogantes que queda por responder (y no es difícil) es de dónde salieron los millones de dólares que se invirtieron en la campaña de Ollanta y que fueron decisivos en el triunfo. Recientemente el ex secretario de Estado de EE.UU. para América Latina, Roger Noriega, denunció que el gobierno venezolano envió US$12 millones al Perú para financiar la campaña de Humala. Medios periodísticos como “Perú 21” concluyeron que a través de remesas, esa suma llegó desde Venezuela a La Paz y de ahí pasó a territorio peruano por el distrito puneño de Desaguadero, en la frontera con Bolivia.
El dinero fue bien invertido, y no sólo en el avión particular de Humala que un día aterrizaba en la selva y esa misma noche en Arequipa. Fuentes periodísticas aseguraron, por ejemplo, que en ciudades selváticas como Tingo María, antes que él hiciera su aparición, sus adherentes proporcionaban balones de gas a 12 soles, siendo que su valor es de 35 soles. Luego venía el discurso de Humala, que aseguraba que en un gobierno suyo eso costaría el gas, aunque sus propios voceros habían admitido que el precio tendría que ser mayor. Y en pueblos aledaños al Cuzco repartieron, nos aseguran aunque se nos hace difícil creerlo, cajitas de fósforos donde se indicaba cómo marcar por la “O” de Ollanta… y sorpresivamente de la cajita surgían 20 soles, que llegaban directamente al bolsillo de quien aún no había experimentado ni de lejos el chorreo de la prosperidad económica..
Sin duda a esas remesas se refirió Keiko cuando dijo que su contendor le debía a Chávez “muchos favores”. Pero primó el voto “no Fujimori” en el que influyeron, especialmente entre la juventud, las dudosas conclusiones de una ideologizada y singularmente llamada Comisión de la Verdad.
El investigador del Consejo de Relaciones Exteriores, con sede en Washington, Joel D. Hirst escribió en el “Universal” de Caracas un artículo titulado “Humala: El Candidato Oculto de Chávez”. Con fecha tan reciente como el 1 de junio puntualizó: “De acuerdo a un ex funcionario del gobierno de Chávez, después de fallar el apoyo a la presidencia del 2006 al candidato Ollanta Humala con dinero venezolano, Hugo Chávez y Ollanta Humala acordaron prepararse más sigilosamente para 2011 (…) Eso ha incluido la preparación del candidato con traje y corbata, en lugar del rojo comunista y uniformes militares. Humala también ha llenado su retórica de campaña con su ‘amor por el Perú’ (similar a la campaña de Amor a Venezuela de Chávez en 2006) (…) A lo largo de su campaña de 2011, en la que se encuentra ahora en un empate virtual con Keiko Fujimori, Ollanta ha negado vehementemente que reciben fondos de Chávez (…) La fuente también informó que los asesores de Chávez, recomendaron a Humala no mencionar la idea de la re-elección indefinida, sino adoptar el modelo de Argentina y permitir a su esposa, Nadine Heredia, ser la candidata para el 2016. Heredia causó controversia a principios de la campaña de su marido después de quedar al descubierto que había estado en la nómina de Hugo Chávez por $ 4.000 al mes por trabajar para una publicación (el ‘Daily Journal’) de noticias de Venezuela”.. Hasta ahí la cita.
Por supuesto Chávez ha procurado desvincularse de Humala (al menos para la exportación), pero por otro lado emails obtenidos de la computadora del desaparecido terrorista de las FARC, Raúl Reyes, hablan del aporte económico venezolano a Ollanta, según una información de Associated Press.
Lo concreto es que por primera vez un izquierdista ha sido elegido democráticamente en el Perú (recordemos que el general Juan Velasco Alvarado, singular exponente del socialismo militar latinoamericano y quien quiso invadir Chile por el norte, no fue elegido democráticamente).
No deja de ser divertido resulta el papel que aquí en esta campaña jugó el Nobel de Literatura, pero es comprensible. No es que Vargas Llosa haya sido humalista, ni que sea liberal o ultraliberal, como lo consideran algunos. Él, primero que nada, es vargasllosista y tiene todo el derecho a serlo, y aunque no lo reconoce, con el altísimo concepto que tiene de sí mismo (superior al de la Academia sueca, que se demoró tanto en darle el Nobel), se encontró con la ocasión de barrer con los Fujimori que habían barrido con él.
Sí. Esta elección deja tres ganadores. Chávez, Vargas Llosa y también Humala. Los dos primeros viven en el extranjero, pero está claro que Humala con un paupérrimo presupuesto, un pasado golpista y su ideología veleidosa (pongámosle así, para no caer en otras calificaciones) no podría haber alcanzando jamás el sillón presidencial. Es por eso que ahora debe ser bien nacido y gritar desde el fondo de su corazón: “Gracias Hugo, gracias Mario”. Aunque aún le queda la posibilidad de no agradecerles y terciar por Lula.

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